May 4, 2014 | Posted in: LIBERTAD DE EXPRESION
El 3 de mayo fue el Día Mundial de la Libertad de Expresión. Valga la oportunidad para tratar esta materia y lo que ocurre en Venezuela. Ya se sabe que bregar con los hermanitos criminales del Caribe, los hermanos Fidel y Raúl Castro, en materia de libertades públicas es como estar frente a Al Capone a la hora de atajar al crimen. Son los duros. Son dictadores a la antigua. Asesinos y castradores de sociedades. Esclavistas y arruinadores de pueblos. Y, en mala hora, son quienes gobiernan verdaderamente en Venezuela. Y es a ellos a quien hay que enfrentar en todo. La lucha no es contra Maduro o Cabello. No es contra Cilia Flores o el comandante muerto. Es contra dos sátrapas de Grandes Ligas, los Castro.
Por eso todo es complicado. Hay demasiada experiencia criminal del lado del poder. Ese es su secreto. Su fórmula para mantenerse en la silla está probada en la isla. Pobres, sin esperanzas, lo mejor de Cuba se fue del país, arruinados, dependientes del Estado, haciendo cola para comer, sin ropa, necesitados de la limosna que les llega desde el exterior, viviendo en un país chulo e improductivo. Sin futuro. Y, además, en una jaula. No hay libertades públicas de ningún tipo y menos Libertad de Expresión. Tampoco Libertad de Prensa, de Pensamiento o de Opinión. Cuba, el país modelo de Venezuela, es en realidad una cloaca de almas. Una celda gigantesca manejada por dos diabólicos personajes. Y hacia allá quieren conducir a Venezuela. También en todo. En ese empujón no escapa la prensa libre y los medios de comunicación. Tampoco la libertad de expresarse o de pensar. Quieren una réplica de ese simulacro de país para terminar de exprimir lo que queda en Venezuela sin más protestas que las que se puedan hacer en Miami o en Madrid.
Hoy, los medios de comunicación en Venezuela están prácticamente neutralizados en perjuicio de los ciudadanos que cada día reciben menos y peor información. El régimen gana la batalla que tiene más de 15 años contra la libertad de informar. Y lo hizo de una manera magistral. El mismísimo comandante muerto fue el ejecutor principal de las órdenes cubanas. Primero atacó a los propietarios de los medios ubicándolos en las filas de oposición como partidos políticos, luego denigró de los periodistas llamándolos palangristas pagados por sus amos o desde Washington. Siguió bombardeando a los medios por su marca e historia creando la opinión entre el chavismo de que son enemigos del pueblo y golpistas por naturaleza. Siguió su marcha triunfal, usando los poderes públicos de su propiedad, creando un fuerte andamiaje jurídico con el que sanciona libremente y a discreción al medio de comunicación de su preferencia y, además, criminaliza como quiera al profesional en ejercicio de la comunicación social. Genera autocensura, crea miedo. Amedrenta. Ataca e insulta. Enjuicia y sanciona. Y, por si fuera poco, las audiencias están polarizadas. La gente sigue a los medios que coinciden con su visión política. Si es contraria no le cree o simplemente no la consulta ni la ve. Tienen todo el poder en sus manos para aplastar a la prensa libre. Y lo están haciendo.
En los últimos años, aprovechando las inmensas fortunas que se han sacado del erario público los más importantes testaferros de los esbirros del régimen, se han dedicado a comprar medios de comunicación de todo tipo. Radio, prensa y televisión en manos de testaferros de las diferentes facciones del régimen. Periodistas críticos despedidos u obligados a renunciar y, rápidamente, contratados otros más dóciles a los intereses de los sátrapas. No se salvan ni los camarógrafos. Así dominan casi todo el ámbito comunicacional del país. Los Castro y sus marionetas tienen la propiedad sobre más de 1.500 medios de comunicación y el control directo por presión política y amenaza de casi todos los medios privados, salvo algunas muy contadas excepciones. Nicolás Maduro hace cadenas de radio y televisión a diario y ahora mismo tiene en sus manos la muerte, porque la vida no es, de los medios impresos: Tiene más de un año sin otorgar divisas para la compra de papel periódico y en general, salvo los medios del gobierno o los vinculados al oficialismo, están en sus días finales antes de dejar de publicar. Eso ocurrirá entre mayo y junio, casi sin remedio. Y es lo que quiere el régimen. Ya ocho diarios dejaron de circular por la misma razón. Más de 30 mil personas perderán sus trabajos al cerrar los periódicos que todavía quedan.
Es, sin duda, la peor época para los medios de comunicación, periodistas, Libertad de Expresión y ciudadanos, verdaderos perdedores de esta masacre del régimen contra las libertades públicas.
Venezuela a imagen y semejanza de Cuba. Falta poco.
elidesr@gmail.com / Twitter: @ejrl
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