April 13, 2014 | Posted in: POLITICA
Todo un día de fiesta en Caracas.
Los chavistas se trajeron un montón de autobuses y montaron a su público querido para medio llenar la avenida Urdaneta, donde se ubica Miraflores (ni dos cuadras llenaron), el palacio de gobierno. Los civiles en autobuses y los militares muchos por sus propios medios, pues se les vio caminando en grupos por toda la ciudad desde temprano. El objeto de esta movilización es dar por terminada las fiestas patronales que anualmente ejecutan para celebrar el extraño caso de un tirano que es sacado del gobierno y vuelto a colocar en el cargo por los mismos que lo golpetearon.
Pues sí. Tanta épica y tanto cuento, cuando lo que ocurrió ese día fue nada más y nada menos que los militares que sustentaban a Chávez en el poder venían conspirando con diferentes factores nacionales y externos para sacarlo a plomo o a patadas de Miraflores. Y el 11 de abril del año 2002 lo hicieron. Chávez tuvo que ir a llorarle a los curas de rodillas y agarrando de la sotana luego de renunciar y pedir por su vida y por las de sus más cercanos. Chávez renunció, sin duda. Eso se sabrá con certeza algún día, pues el golpe avanzó a partir de esa premisa que fue anunciada sin ninguna duda por el Inspector General de la Fuerza Armada, generalísimo Lucas Rincón Romero con el famoso trabalenguas “la cual aceptó”. Ya la misma noche había problemas de protagonismos y aspiraciones que comenzaron a complicar las cosas; pero el objetivo principal se había completado: Chávez estaba fuera de la silla y enfranelado rumbo a una isla.
Al día siguiente, luego de que Pedro Carmona Estanga le pegara un golpe a traición al grupo que había organizado y encabezado el primer golpe, el que tuvo éxito y en el cual él también era parte, se desatan los demonios. Carmona trae al gobierno a un grupo extraño y muchos incluso diferentes a los tradicionales de la oposición, se vuelan los poderes públicos e instauran una dictadura muy breve, pero esta mini dictadura fue la que disparó el tercer golpe de la jornada de tres días. Pero, además, Carmona deja sin cargos a un montón de gente importante del primer golpe, entre quienes están los militares que venían trabajando con Chávez y que lo habían traicionado el día anterior. Así que consumado el segundo golpe, viene el tercero.
Militares golpistas contra Chávez, militares aliados a Chávez y mucho civil chavista que ya se había cuadrado o aceptado a la nueva autoridad, incluido Eleazar Díaz Rangel, director de Ultimas Noticias, quien dejó claro su aceptación en una editorial de ese diario publicada el día 13 de abril. Reproducimos un par de párrafos:
Expectativas por nuevo gobierno
La mayoría del país recibió complacida la formación de un nuevo gobierno presidido por Pedro Carmona Estanga; el decreto respectivo lo califica como `gobierno de transición democrática y unidad nacional´.
Precisamente, haberlo denominado así es el mayor de los compromisos adquiridos por el equipo que conducirá los destinos del país. Porque significa, y así debe entenderse, que este proceso apenas iniciado concluirá con elecciones legislativas, de gobernadores y las presidenciales, en plazo máximo de un año, y debe desarrollarse con respeto de todas las libertades democráticas…
Ese es Díaz Rangel y así ha sido siempre. Pero ese es otro tema. El punto es que Carmona y los eternos desencuentros generados por las ambiciones y el poder, generaron que se produjera otro golpe, en este caso contra Carmona y su camarilla del segundo golpe. Claro que termina perdido y hundido en la cárcel hasta que se escapan todos. Chávez vuelve. Y volvió, pero no por el pueblo en la calle como dicen y como cuentan. La gente salió después que el chavismo y sus militares habían tumbado a Carmona y se sintieron seguros. Nunca salieron a combatir a Carmona en masa. Fue un simple acuerdo político que incluyó el perdón jurídico para los golpistas que se materializó con la sentencia aquella del vacío de poder, que le valió al Máximo Tribunal de entonces que les dijeran que pusieron una plasta y se fueron de vacaciones. Mentira. Eso estaba todo cuadrado. De hecho los militares golpistas estuvieron tranquilos, dando declaraciones y hasta volviendo a cargos con el mismo Chávez que habían golpeteado. Vean las fotos de esos tiempos y verán hasta gobernadores vestidos de militares con los golpistas.
Pues el 13 regresa Chávez. Y comienza la cuenta otra vez. Varios mitos quedan fuera de la historia. No hubo pueblo chavista en la calle hasta que el general Raúl Baduel, hoy preso y vejado junto a su hijo por el chavismo heredero, los sacó de sus cuevas, pero segurísimo de que Chávez volvía. Lo mismo pasó con la oposición. Ni un alma en la calle defendiendo la revuelta. Todo el mundo se refugió a la espera de que despejara tremendo enredo. Chávez sí renunció, pero regresa es por el enredo de los golpes y contragolpes. No regresa porque no haya renunciado. Eso es otro mito. No hubo montaje ni autogolpe. Lo que sí hubo después y sigue habiendo es teatro del bueno y mucha historia falsa.
Y el mito final, es que Chávez vive. Hoy se ha visto mucho militar y mucho verde en los actos de celebración, pero tengan la seguridad, salvo fotos y gigantografías, que Chávez esta vez no volvió.
elidesr@gmail.com / Twitter: @ejrl
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